jueves, 18 de septiembre de 2008

Gestión Integral de Residuos Sólidos GIRS

Para lograr una correcta gestión de residuos sólidos se deben aplicar técnicas, tecnologías y programas de gestión idóneos con metas y objetivos específicos. La jerarquía GIRS permite clasificar la implantación de programas dentro de la comunidad.

Reducción en origen
El rango más alto de la jerarquía GIRS, la reducción en origen, implica reducir la cantidad y/o toxicidad de los residuos que son generados en la actualidad. La reducción en origen está en el primer lugar en la jerarquía porque es la más eficaz en reducir la cantidad de residuos, el costo asociado a su manipulación y los impactos ambientales. La reducción de residuos puede realizarse a través del diseño, la fabricación y el envasado de productos con el mínimo de material tóxico, con un volumen mínimo, o con una vida útil más larga. La reducción de residuos también puede realizarse en la vivienda y en las instalaciones comerciales o industriales, a través de formas de compra selectivas y de reutilización de productos y materiales.


El reciclaje
En el segundo lugar en la jerarquía GIRS está el reciclaje, que implica la separación y la recolección de materiales residuales y su preparación para la transformación en nuevos productos. El reciclaje es un factor fundamental para reducir la demanda de recursos naturales y energía, como también para la reducción de la cantidad de residuos para la disposición final.
Materiales reciclables: el plástico, el vidrio, las latas de aluminio, papeles y cartones

El plástico - El material plástico tiene varios puntos a favor: es económico, liviano, irrompible, muy duradero y hasta buen aislante eléctrico y acústico. Pero a la hora de hablar de reciclaje presenta muchos inconvenientes. Y cada uno de los pasos para cumplir el proceso de reciclado encarece notablemente el producto. Para reciclar plástico, primero hay que clasificarlo de acuerdo con la resina. Es decir, en siete clases distintas: PET, PEAD, PVC, PEBD, PP, PS y una séptima categoría denominada "otros". La separación no es caprichosa. Las resinas que componen cada una de las categorías de plástico son termodinámicamente incompatibles unas con otras. A eso hay que sumarle el trabajo de separar las tapas, que generalmente no están hechas del mismo material. Este no es el único inconveniente; en el proceso de reciclaje el plástico pierde algunas de sus propiedades originales, por lo que hay que agregarle una serie de aditivos para que recupere sus propiedades. La separación, el lavado y el posterior tratamiento son muy costosos de por sí y cuando se llega al producto final se vuelve inaccesible para el consumo humano. Todavía resta abrir un mercado dispuesto a consumir los productos provenientes del reciclado, que en Argentina aún hoy no existe.

El vidrio - Veinte años atrás, los envases de vidrio eran los reyes absolutos del mercado. Nadie se asombraba de tener que ir de compras cargado de botellas vacías de vino o gaseosas para cambiarlas por un envase lleno. Entonces, el reciclaje postindustrial era prácticamente inquebrantable, excepto, claro, cuando la botella se rompía. Hoy los envases de plástico han sustituido a los de vidrio a tal punto que ya nadie ve cargando al vecino la pesada bolsa con envases, camino al supermercado. Conclusión: la cadena de reutilización que se daba automáticamente, se quebró.
Con este panorama, las mismas fábricas de vidrio tuvieron que implementar planes para recuperar el vidrio que producían. Y como la recolección clandestina se tradujo en problemas impositivos para las empresas, hubo que apostar a un reciclaje legal. La colocación de contenedores en las principales esquinas de una ciudad es un sistema que ha tenido un mediano éxito debido a que no todas las personas se mueven hasta los contenedores para participar del proceso de clasificación, y en algún caso -como el del barrio de Núñez de la ciudad de Bs. As.- se presentaron quejas por los ruidos molestos que se producían cada vez que se descargaba el contenedor sobre el camión recolector. Una campaña de concientización bien planificada reduce el rechazo a cualquier plan de reciclado.

Latas de aluminio - El reciclaje de latas de aluminio se lleva a cabo en Argentina con éxito, pero con una particularidad. La misma empresa, Reynolds S.A., es la que fabrica las latas y la que se ocupa de recolectarlas y reciclarlas para luego volver a utilizar el material. En este proceso, ahorra el 95% de la energía que se necesitaría para fabricar una lata a partir de material virgen. El "Programa permanente de reciclaje" fue emprendido desde 1994 por Reynolds en acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y la Cámara de las Bebidas, canjeando latas de aluminio por productos de uso cotidiano con miles de instituciones como escuelas, parroquias, centros de jubilados. El reciclaje de latas no es nuevo en el mundo. Al contrario. La experiencia comenzó en 1968, cuando se inauguró el primer "Recicling Center" en Los Ángeles. En Estados Unidos, el negocio de reciclaje de latas mueve 2,5 millones de dólares por día. En Argentina todavía hay 13 millones de pesos de latas por el piso.

Papeles y cartones - Aunque sus beneficios son innumerables, la fabricación de papel consume recursos naturales muy preciados, como árboles, agua y energía. Para fabricar una tonelada de papel se necesitan aproximadamente 14 árboles que tardan más de 7 años en renovarse a través de nuevas plantaciones: se consumen 40 mil litros de agua y alrededor de 7600 kwh de energía. La recuperación de papel usado desechado para ser utilizado como materia prima para la fabricación de nuevo papel disminuye la tala de árboles, consume un 55% menos de energía y sólo el 10% del agua requerida por el uso de madera. Existen innumerables tipos y calidades de papel. Si bien no siempre es factible la utilización de material recuperado, el porcentaje del producto reciclado fue aumentando en los últimos años.

Fuente: tq.educ.ar

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